La palabra rosario significa “corona de rosas” y es comúnmente conocida la relación de la Virgen María con esta flor; se suele identificar su perfume con la Madre de Dios, y la rosa es asimismo símbolo de la caridad, virtud que resalta en el Corazón Inmaculado de María.

Un poco de historia
Por el año 1214, en una de sus apariciones a santo Domingo de Guzmán, Nuestra Madre, portando un rosario en sus manos, le enseñó cómo rezarlo y le comunicó la importancia de este sacramental considerándolo un “arma” poderosa. De esa manera, Ella misma se lo entregó y el santo fundador de Orden de Predicadores dedicó parte de su vida a difundir este mensaje y a extender la devoción a la plegaria mariana por excelencia.
Siguiendo el hilo de las apariciones de la Madre de Dios, son muchas las veces en las que Ella se muestra a personas escogidas para hacerles revelaciones importantes para la salvación de la Humanidad. Y en todas insiste en la práctica de esta plegaria. Como Madre nuestra vela por nosotros y nos ofrece el Rosario para la salvación y por tantas necesidades, para que lleguemos finalmente al Cielo.
En Prado Nuevo, la Virgen Dolorosa decía a Luz Amparo el 5 de agosto de 2000:
“El Santo Rosario, hijos míos, es muy importante, porque puede parar una guerra, ganar una batalla, curar enfermedades, sanar almas… Es una plegaria tan hermosa, que a Dios le gusta que se rece. Hijos míos, no dejéis de rezar un solo día el santo Rosario. Dios ha puesto a su Madre como Puerta del Cielo, como Refugio de los pecadores, Madre de los afligidos; por eso os pido esa plegaria; es la favorita de Dios”.
Se trata de un rezo muy completo; de un recorrido por los momentos clave de la vida de Jesús y de María. Se conciben como “misterios”, como algo digno de meditar buscando su sentido y significado profundo. Estos misterios son los gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos.

En total, el Rosario se compone de cinco padrenuestros, cincuenta avemarías y cinco glorias al Padre. Cabe destacar, además, las “letanías”. Esta palabra significa “súplica”, “invocación”…, y es una forma de pedir y rogar a Nuestra Madre y a su Hijo por medio de diferentes advocaciones con las que se conoce a María; por ejemplo: “Santa María”, “Reina de los ángeles”, “Espejo de justicia”, entre otros; a lo que se exclama: “Ruega por nosotros”. El papa Francisco ha incluido en el año 2020 tres bellas invocaciones más: “Madre de misericordia”, “Madre de la esperanza” y “Consuelo de los migrantes”.