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Apariciones de la Virgen en El Escorial en Prado Nuevo

16 de julio: Fiesta de la Virgen del Carmen

Rostro de la Virgen del Carmen

La presencia de María como Madre, en la cultura y religiosidad del pueblo católico, se expresa en las celebraciones patronales, que son ocasiones de fiesta, de romerías, y promesas por las gracias recibidas.

Origen de la Virgen del Carmen

El origen de la advocación de la Virgen del Carmen hay que situarlo en las faldas del Monte Carmelo, en donde se establecieron algunos eremitas después de la III Cruzada, para vivir en cuevas, a imitación de la vida del profeta Elías.

En ese ambiente eremítico con celdas individuales, construyeron una iglesia que dedicaron a su patrona, la Virgen María, a quien veneraron como Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Eligieron para sí el nombre de «Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo».

En el Monte Carmelo decidieron establecer su lugar de retiro, para dedicarse a una vida de oración, penitencia y trabajo, reuniéndose con los demás hermanos sólo para la celebración de ciertos actos litúrgicos.

Interior de la gruta de Elías en el Monte Carmelo, Israel
Interior de la gruta de Elías en el Monte Carmelo, Israel.

Historia de la Virgen del Monte Carmelo

Los carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías —«Aparece una nubecilla como la palma de una mano que sube del mar» (1 Reyes 18, 44)— como un símbolo de la Virgen María Inmaculada.

Una piadosa tradición dice que la Virgen se apareció a S. Simón Stock en 1251, sin precisar el día, y le entregó el escapulario, signo de consagración a Cristo imitando a María y signo de la protección y predilección de la Virgen. La fiesta del 16 de julio (muchos afirman que fue ese el día de dicha aparición) tiene origen en una antigua celebración de los carmelitas para dar gracias a la Virgen por su patrocinio. Después se convirtió en la fiesta titular.

Devoción a la Virgen del Carmen

Los que quieren vivir plenamente la devoción a la Virgen del Carmen deben seguir a María en la profundidad de la vida interior. El Carmelo es el símbolo de la vida contemplativa, vida dedicada por entero a la búsqueda de Dios, toda ella proyectada hacia la intimidad divina; y la que mejor realiza este ideal altísimo es, ni más ni menos, la Virgen.

Vivir una vida contemplativa a la Virgen

«Habitará el derecho en el desierto, y habitará la justicia en el vergel (Carmelo). La obra de la justicia será la paz, su fruto, reposo y confianza para siempre. Mi pueblo habitará en moradas apacibles, en tiendas seguras, en tranquilos lugares de reposo» (Is 32, 16-18).

Estos versículos, tomados del libro de Isaías y reproducidos en el Oficio propio de la Virgen del Carmen, describen muy bien el espíritu contemplativo, y son al mismo tiempo un hermoso retrato del alma de María, verdadero «vergel» o jardín (Carmelo en hebreo significa jardín) de virtudes, oasis de silencio y de paz, donde reina la justicia y el derecho, oasis de seguridad, cubierto todo él por la sombra de Dios, lleno de Dios.

La Virgen del Carmen y las almas del Purgatorio

Según la tradición, la Virgen María entregó a S. Simón Stock un escapulario de color marrón, con el escudo de la Orden, y prometió, a los que lo portaran en la hora de su muerte, salir del Purgatorio al sábado siguiente después de su fallecimiento. Es lo que se denomina «el privilegio sabatino».

La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito en miniatura, que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a Ella y la protección que reciben.

La salvación de las almas en el purgatorio
La salvación de las almas en el purgatorio.

María Santísima le prometió a S. Simón Stock: «Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia».

San Juan Pablo II era un gran devoto del escapulario; decía: «También yo llevo sobre mi corazón, desde hace mucho tiempo, el escapulario del Carmen. Por el amor que siento a nuestra Madre celestial, cuya protección experimento continuamente» (Mensaje a la Orden del Carmen, 25-3-2001).

La advocación del Carmen en los mensajes de la Virgen en El Escorial

En los mensajes de Prado Nuevo de El Escorial, la Virgen refiere en varias ocasiones la importancia que tiene portar consigo el escapulario:

  • Mensaje del día 1 de marzo de 1986, primer sábado de mes (Prado Nuevo de El Escorial): La Virgen: «Os voy a pedir, hijos míos: quiero que todos llevéis mi escapulario sobre vuestro cuello. El verdadero escapulario será hecho de la misma tela. Que esta tela sea de lana. Mortificaos un poco si os molesta, hijos míos».
  • Mensaje del día 1 de enero de 1994, primer sábado de mes (Prado Nuevo de El Escorial): La Virgen: «Llevad mi escapulario, hijos míos, pues el escapulario es una protección para vuestra alma. Sed humildes y caritativos, y amaos los unos a los otros; que se os distinga por el amor y la unidad».

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