En esta ocasión, nos ha conducido el Señor, de la mano de su Santísima Madre, hasta tierras andaluzas, concretamente a la conocida como “Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jaén”, situada al noreste de la comunidad autónoma de Andalucía, y al sur de la península ibérica.
Un buen número de peregrinos, gracias a la petición de Paco y la colaboración del párroco de la iglesia de Santa Isabel, D. Francisco A. Carrasco, nos hemos puesto en camino, sin importar la distancia entre El Escorial y Jaén, unidos sin duda por una misma ilusión y por los pensamientos de Luz Amparo: “Cristo nos grita a cada uno de nosotros, que no solo seamos apóstoles, sino apóstoles de apóstoles y que conquistemos a otros para que ellos conquisten a los demás”, para compartir y dar a conocer los mensajes de la Santísima Virgen y de Nuestro Señor en Prado Nuevo (El Escorial) a través de su humilde instrumento Luz Amparo.
Después de recorrer las estrechas y empinadas calles de Jaén, compartimos la comida en un bello entorno rodeado de montañas, donde tuvimos ocasión de dar a conocer a un grupo de jóvenes el sentido del apostolado.
Pasadas las 17:00 h, comenzó la charla, con las amables pero siempre llenas de fuerza palabras del P. Sergio Frades: “Que nadie apague la luz que llevamos encendida en nuestra alma, y que Cristo reine en nuestros corazones, proclamemos el Evangelio para que reine en todo el mundo, pues la felicidad consiste en amar a Dios y que todos vivamos para amar y para dar”.
A continuación, intervino María Amparo Barderas (hija de Amparo Cuevas), quien de forma sencilla nos habló del camino recorrido por su madre, modelo para nosotros de humildad, alegría y obediencia a la Iglesia y el testimonio de las hermanas reparadoras Inmaculada y Mónica, con su experiencia de entrega a los demás, de amor a todos, en especial a los más necesitados, sin esperar nada a cambio.
Finalizada la charla y las preguntas de los peregrinos, Mario, que junto a nuestro hermano Manuel, vinieron desde Granada para acompañarnos, nos deleitó tocando el Ave María con la trompa.
Nos quedamos con las palabras y perseverancia de los peregrinos de Jaén, quienes, aunque por distintas circunstancias no puedan venir a Prado Nuevo a honrar a Nuestra Santísima Madre, siempre la llevan en el corazón, recurriendo a Ella no solo para elevar sus peticiones, sino para darle gracias por las bendiciones recibidas.
¡¡Muchísimas gracias a todos los que, con sencillez y generosidad, habéis hecho posible este bonito Apostolado!!
Que Dios os bendiga.