El 14 de junio de 1981, hace cuarenta años, La Virgen se le apareció a Luz Amparo en un fresno y se presentó como La Virgen Dolorosa. Así, después de cuatro décadas con gran alegría, perseverancia y fidelidad continuamos rindiendo homenaje a Nuestra Madre y celebrando los actos propios de oración a los pies de María.
A las 17.00 horas tuvo lugar el rezo del Santo Rosario pedido tantas veces por Ella aquí en Prado Nuevo y a continuación la Eucaristía concelebrada por un gran número de sacerdotes.
El padre Paulino, en la homilía, hizo un recorrido por estos años realzando la importancia de varios acontecimientos que se vivieron.
El 14 de junio de 1981 coincidió con la solemnidad del domingo de la Santísima Trinidad. Luz Amparo vio a La Virgen con un hábito granate y manto negro que la cubría entera. Su expresión era dulce y aquellos ojos verdes intensos se veían enrojecidos a causa de las lágrimas provocadas por tanto dolor. Se presentó con un rosario entrelazado en las manos en actitud de oración, tal y como se representó posteriormente en los cuadros que todos conocemos.
Luz Amparo fue elegida como instrumento de Dios para comunicar de manera pública los mensajes a toda la humanidad. Fue siempre obediente a Dios y a la Iglesia. Y, de esta manera y con permiso de la misma, se ha realizado un díptico con su imagen, biografía y oración para que, Dios mediante, nos conceda gracias para que algún día pueda ser glorificada.
Los mensajes terminados el cuatro de mayo de 2002 haciendo un total de trescientos setenta y seis mensajes, se tratan de, en palabras del padre Paulino, una aplicación concreta del Evangelio a nuestra vida actual.
El mismo sacerdote termina recordando la gran promesa del Señor el siete de marzo de 1982 : “Yo prometo que al que acude a este lugar los primeros sábados de mes acercándose al sacramento de la penitencia y de la Eucaristía le daré gracias especiales para caminar en la tierra y le aseguro la vida eterna porque lo conservaré en la luz y no se perderá.” Por esto, os animamos a seguir viniendo o a venir, si nunca lo habéis hecho, para poder meditar, contemplar y venerar a Nuestra Madre la Virgen Dolorosa.