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Apariciones de la Virgen en El Escorial en Prado Nuevo

Consagración al CORAZÓN Inmaculado de María en México

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El 3 de septiembre de 1994, la Virgen Dolorosa le decía lo siguiente a Luz Amparo:

“(…) Quiero, hijos míos, que esta Obra se multiplique como las estrellas del Cielo; así quiero que se extienda mi Obra, hijos míos. Alimentaos de las gracias que derramo sobre vosotros. No seáis infieles a tantos y tantos favores como habéis recibido, hijos míos. (…)”.

Pues bien, a pesar de nuestras miles de miserias, El Señor nos sigue bendiciendo después de aquel 14 de junio de 1981, y en medio de este caos por el que pasa la humanidad, un grupo de peregrinos de México se han consagrado a Nuestra Madre La Virgen Dolorosa de El Escorial.

¡Qué alegría! Esto es un canto a la esperanza de que las palabras que tantas y tantas veces y en diversos sitios ha repetido María se van a cumplir: “Mi Corazón Inmaculado triunfará”.

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De este modo, el 7 de septiembre de 2020, el pasado primer sábado, en la Iglesia de la Divina Providencia de San Luis de Potosí, en México, un grupo de personas con gran fervor, fe y amor se consagraron a la Madre de Dios mediante la siguiente oración:

Corazón Inmaculado de María, me consagro enteramente a ti, como hijo, y esclavo en esta vida y por toda la eternidad. Rendido a tus pies, te prometo fidelidad y te ofrezco todo lo que soy y todo lo que hago, mis sufrimientos; sin reservarme nada para mí, solo dar más gloria al Sagrado Corazón de mi adorable Jesús.

Ya que tienes la gracia de interceder ante el amable Corazón de tu Hijo, oh tierna Madre, haz que Él reciba y hacerte esta consagración que hago de todo corazón, pidiéndote tu auxilio y socorro, para serte fiel a este compromiso.

Oh Madre del Amor Hermoso, concédeme la gracia de habitar en la dulce morada del Sagrado Corazón de Jesús para que Él ejerza su imperio en mi alma, haciendo reinar su amor en mi corazón, para que me consuma y transforme completamente en él.

Que Él sea el sostén en mi impotencia, la fortaleza de mi debilidad, la alegría de todas mis tristezas. Oh Sagrados Corazones de Jesús y de María suplan todo lo que me falta, reparen todos los defectos de mi corazón abrásenlos en santos ardores; consuman todas mis frialdades y negligencias, ya que pongo toda mi felicidad en vivir y en morir reparando el adorable Corazón de Jesús y como hijo y esclavo de su Santísima Madre. “

Amén.

El padre Alfredo Pérez Arriaga impuso a los presentes una medalla bendecida de la imagen de la Virgen y durante la Eucaristía le hicieron una ofrenda de flores a María de mano de niños y jóvenes que, con un gran amor, llenaron los pies del cuadro de la Madre de Dios.

Estas noventa y cinco personas que quisieron, libremente, consagrarse hicieron una preparación previa para sentir y vivir en sus corazones lo que iban a hacer. Al repetir cada palabra de la oración anterior se comprometían a luchar por la conversión de su alma, a rezar el Santo Rosario diariamente y frecuentar los sacramentos, esto es, hicieron un compromiso vivo y fiel al Inmaculado Corazón de María que, sin duda, triunfará.