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Apariciones de la Virgen en El Escorial en Prado Nuevo

Primer sábado del mes de enero en Prado Nuevo (06-01-2024)

Virgen Dolorosa en el Rosario

Solemnidad de la Epifanía del Señor, primer sábado del año, en el que al mirar a la Santísima Virgen contemplamos esa profunda revelación de Dios al mundo en María y por medio de María.

En el mensaje del día 6 de enero de 1996, proyectado a las 15:00 h. y del que os mostramos algún fragmento, el Señor y la Virgen exhortan, a través de su humilde instrumento Luz Amparo, a los pastores de la Iglesia a predicar la palabra de Dios, a apartarnos del pecado, a no dudar de la virginidad de María, signo de su fe sin sombra de duda y de su entrega plena a la voluntad de Dios, al cumplimiento de las Leyes del Evangelio por los pastores de la Iglesia, a la llamada a la humildad y la obediencia a la
Santa Madre Iglesia.

Hija mía, los hombres han olvidado que soy el Creador. Yo deseo que todos los hombres vivan en paz. Es mi deseo, hijos míos, que todos los hombres vivan mi palabra. ¡Ay, pastores de mi Iglesia: predicad mi palabra como os la he enseñado! Yo os di la sabiduría y os sigo dando para que entendáis mis Escrituras, las viváis y las prediquéis a los hombres tal como están escritas, hijos míos. El mayor presente que podéis hacer a mi Corazón es el de apartaros del pecado; venid a mí, que yo os perdonaré todas vuestras culpas (…)

¡Hay tanta necesidad de predicar la palabra de Dios, de predicar un Dios misericordioso, justo, que el
último día juzgará a los hombres según sus obras y según para la empresa que hayan trabajado!
¿Hasta cuándo todo un Creador, ¿Creador de todo, de Cielos y Tierra, tiene que estar avisando a
sus criaturas? (…)

¿Cómo no explicáis, hijos míos, que la Palabra se hizo carne para habitar entre los hombres, que
el Hijo de Dios se humanizó para que los hombres se divinizasen, para llegar un día a la divinidad
increada? Y todo, hijos míos, fue por una sola palabra de una criatura que dijo: «Hágase en mí según tu
palabra». La virginidad de María, hijos míos, y en la virginidad de María se engendró el Hijo de Dios;
virgen antes y después de ser Madre del Verbo Encarnado.

El Señor.

A las 15:45 h., a pesar de la fría tarde invernal, dio comienzo la procesión con los cánticos, rezo y meditación de los misterios gozosos del Santo Rosario.

A las 17:00 h., hemos compartido la Santa Misa presidida por el P. Paulino y concelebrada por varios sacerdotes. Durante la homilía, el padre ha destacado la alegría con la que celebramos la Epifanía del Señor, y su Manifestación a todos los pueblos. El Nacimiento de Jesús había permanecido ignorado por la mayoría. Nos dice san Juan en su Evangelio: “Vino a su casa y los suyos no lo recibieron” (Jn 1, 11).

Esto nos hace caer en la cuenta que, para reconocer a Jesús, no basta tener cerca a Dios, sino que es necesario un corazón bueno, un corazón humilde, lleno de fe, para reconocer en este Niño pobre e indefenso al Emanuel, “Dios con nosotros”, que por amor se ha hecho cercano a la Humanidad para sacrificar su vida por nuestra salvación.

Eucaristía en Prado Nuevo Enero 2024

En la visión de Isaías (1ª Lect., cf. Is 60,1-6), en la que contempla la oscuridad y las tinieblas del pecado que envuelve la Tierra y los pueblos, anuncia una luz dada por Dios a Jerusalén y destinada a iluminar a todos los pueblos. El evangelista Mateo, al relatar el episodio de la adoración de los Magos (cf. Mt 2, 1-12), muestra que esta luz es el Niño de Belén, es Jesús el Mesías esperado.

La gran luz, del Nacimiento del Niño Dios Salvador, era necesario que se conociera y se beneficiara de ella el mundo entero; por eso, va a ser comunicada a unos Magos de Oriente por medio de una estrella.

A nosotros Dios también nos da señales, nos enciende estrellas luminosas a lo largo de nuestra vida. para saber el camino que nos lleva a Jesús, el Salvador de nuestras vidas: la Iglesia, los sacramentos…; para nosotros, además, estas manifestaciones de la Virgen en Prado Nuevo, las enseñanzas y ejemplos de Luz Amparo, la fe y la caridad de las personas, sus consejos, incluso una enfermedad, o una crisis de las que nos saca fortalecidos, etc., luces todas ellas, que no pocas veces nos cuesta ver la llamada de Dios en ellas por la falta de fe, de confianza, de humildad, de sentido sobrenatural.

En el mensaje del 5 de enero de 1985, Luz Amparo contempla esa escena. Dice: “Entra una luz, ¡ay, como si fuese un rayo! Entran ahí dentro. Ahí se arrodillan en la puerta. Sale la Virgen a buscarlos y les dice: «Os estábamos esperando». (…) Tiene san José al Niño. Se arrodillan. (…) con la cabeza en el suelo! (…) le adoran…! Entonces le dicen a la Virgen: «Señora, cuánta pobreza hay en este lugar. El Niño, el Niño va a coger frío en este lugar» (…) besan el suelo los Reyes y saludan a san José, y saludan a la Virgen, y les dice…«Vamos».

Los Santos Reyes Magos también nos enseñan cómo encontrar a Jesús, cuando las luces divinas desaparecen de nuestras vidas. Que cuando piense que Dios no me escucha, no me hace caso, deje mi soberbia y falta de fe y acepte con humildad lo que Dios haga conmigo, que es lo mejor, y que busque su luz recurriendo a la oración, y abriendo mi corazón a la Palabra de Dios, luz en mi sendero. Entonces volveré a encontrar la luz de Dios y la fuerza para seguir a Jesús en mi vida, en la humildad y el
servicio a los demás.

Por último, ha destacado el padre que la Epifanía o manifestación del Señor nos enseña que la alegría de nuestro encuentro con Cristo no es para apropiárnosla sino para comunicarla, manifestarla, porque su salvación es para todos. Hemos sido llamados por Cristo para ser luz que ilumine a otros que les ayude a encontrar en su vida al Señor fuente de alegría y salvación.

Finalizada la Eucaristía, hemos tenido la gracia de acercamos a Jesús Sacramentado, sin olvidar en humildad el espíritu de la Virgen María, elegida como primera custodia. Él está presente entre nosotros en la Custodia, es el mismo cuerpo ofrecido por nosotros en el sacrificio de la Redención, resucitado y glorificado.

Este mes meditamos: “Contempla el Misterio más hermoso y grande del mundo, porque gracias a este misterio vino la Redención al mundo: Dios se hace hombre y se iguala al hombre, para enseñar al hombre. ¡Cuánto nos ama Dios! Dejó el Cielo para estar en la Tierra con nosotros y enseñarnos la humildad, haciéndose igual a nosotros, y la pobreza, naciendo en un pesebre y viviendo en la casita de Nazaret.” (Pensamiento 230 de Luz Amparo).

¡¡¡ FELIZ Y BENDECIDO AÑO NUEVO!!!