Un mes más hemos tenido el regalo de juntarnos a los pies de Nuestra Madre la Virgen Dolorosa en El Escorial con motivo de la celebración de los actos del primer sábado de marzo.
A pesar de las medidas pertinentes tuvimos aforo completo y, con total seguridad, participamos de la proyección de un mensaje a Luz Amparo, del rezo del Santo Rosario y la celebración de la Eucaristía, ya en víspera de domingo.
En este tiempo de Cuaresma ayuda nutrirse de las palabras del Señor y de María que, gracias a la tecnología, podemos ver e interiorizar, cada primer sábado en el centro de acogida de peregrinos: Ave María.
Así, a las 15:00 horas comenzó un vídeo de un mensaje del día 2 de marzo del año 2002, en el que la Virgen nos lanza la siguiente pregunta: “¿Cómo una Madre, que ama tanto a sus hijos, no les va a avisar del peligro que les acecha?”.
Y así, es como Nuestra Madre nos aconseja y nos regala unas palabras, siempre, de aviso, de ayuda, de amor para nuestra salvación.
De este modo, El Señor nos dice lo siguiente: “¿Cómo sois tan incrédulos, hijos míos? ¡Cómo os ciega el pecado, que no veis que el mundo está destruyéndose por la falta que hay en él de Dios!”
Aconseja a los sacerdotes llevar un camino ordenado y estar pendiente de las almas y sus necesidades. Y, así, juntos, los pastores y las almas lograr la salvación para lo siguiente: “Obedeced, hijos míos, a los avisos del Santo Padre, de vuestros obispos, no os abandonéis en la oración y, contritos y arrepentidos, os daré un abrazo, hijos míos, y vuestro corazón lo dejaré limpio para que el demonio no haga estragos en él.”
El padre Jose María presidió la Santa Misa y en el sermón nos deleitó con una reflexión sobre el Evangelio de este domingo (Jn 2, 13-25) en el que Cristo entra en el Templo y se lo encuentra lleno de comerciantes. El sacerdote nos señaló la importancia de darle valor a las cosas de Dios y de no juzgar pues como termina el texto del Evangelio: “(… porque él sabía lo que había dentro de cada hombre)
Estamos felices de poder, a pesar de las restricciones, reunirnos para celebrar los actos comunes a un primer sábado y deseamos que, pronto, podamos juntarnos con tantos y tantos peregrinos que por la situación que estamos viviendo no pueden venir.