Por fin llegó el día que los peregrinos anhelabais: vuelven las procesiones con la imagen de la Virgen de los Dolores en El Escorial. Poco a poco, se va recuperando la normalidad y las restricciones por la covid-19 van desapareciendo. En esta ocasión, y con toda la ilusión del mundo, hemos podido rezar el Santo Rosario acompañando a Nuestra Madre en procesión.
Antes de la procesión, como es habitual todos los primeros sábados de mes, la organización proyectó en el interior del Centro de Atención al Peregrino “Ave María” un mensaje que la Santísima Virgen dio a través de Luz Amparo, correspondiente al mes de febrero del año 1996.
En él, nos dice el Señor lo triste que se encuentra su Corazón por el comportamiento del hombre; nos compara con las fieras, que defienden sus crías, mientras que los hombres se destruyen entre ellos. Nos repite, como en otras ocasiones, que bebamos de las fuentes de la Iglesia y que alimentemos nuestro espíritu.
“Los hombres están tan metidos en el pecado que no distinguen dónde está la gracia y dónde está el pecado; no quieren distinguir”.
El Señor 3-2-1996
Por su parte, la Virgen nos insta a cambiar nuestras vidas, por muy grandes que sean nuestros pecados, la misericordia de su Hijo siempre es mayor. Él nos abrazará y perdonará nuestras culpas. También nos pide que amemos a la Iglesia, pues en ella encontraremos fuentes que alimentarán y fortalecerán nuestra alma.
Seguidamente, tuvo lugar el rezo del Santo Rosario con la tan esperada procesión que tanto echábamos en falta. Por motivos de logística, no pudimos retransmitirla por el canal de youtube oficial “Virgen Dolorosa El Escorial”. Esperamos poder hacerlo en sucesivas ocasiones.
Como el tiempo nos acompañó, la celebración de la Santa Misa pudimos hacerla en el exterior. En la homilía, el sacerdote nos recordó unas palabras del Señor: “Qué pena de Humanidad, han perdido la noción del pecado y no ven pecado donde hay pecado, hija mía, y la virtud la ven pecado”. Enlazándolo así con el Evangelio, señaló que ese combate que afrontamos es contra los ángeles caídos, del mismo modo que Él lo tuvo contra satanás en el desierto.
El enemigo tentó al Señor hasta en tres ocasiones; de igual forma nosotros somos también tentados día tras día, y es ahí donde tenemos que ser fuertes para no caer. El Señor siempre nos dará las gracias necesarias para poder vencer la tentación, y pone a nuestra disposición la principal arma que tenemos, que son los sacramentos, acudiendo también a la Virgen María, pues cada vez que la invocamos, el Infierno se estremece.
Finalizamos este primer sábado del mes de marzo con unos instantes de adoración al Santísimo. No nos queda sino daros las gracias a todos los peregrinos y desearos un feliz mes.