Llegó el mes dedicado a La Virgen María y, como no podía ser de otra manera, pudimos celebrar los actos dedicados a venerar a Nuestra Madre.
Cabe destacar que debido a las restricciones que sufrimos a causa de la pandemia que estamos viviendo ha sido un primer sábado de mayo diferente pero no por ello menos especial que otros anteriores.
La afluencia de peregrinos fue considerable a pesar de los confinamientos perimetrales y las medidas de seguridad pertinentes de la situación que estamos viviendo a nivel mundial.
Así, el programa fue, como en otros sábados, desde la proyección de un vídeo en el que aparece Luz Amparo recibiendo un mensaje de tiempo atrás, el rezo del Santo Rosario y la celebración de la Eucaristía, ya de víspera de domingo.
Como algo excepcional, después de la Santa Misa se proyectó, desde el Vaticano, el rezo de la plegaria favorita de María, el Rosario, en directo, a cargo del Papa debido a esa “maratón de oración” por treinta santuarios del mundo pidiendo por el fin del covid-19.
A las 15:00 horas se compartieron unos vídeos en los que hablaba el papa Francisco y, seguidamente, tuvo lugar la proyección del vídeo del mensaje que recibió Luz Amparo el día 3 de mayo de 1997. En él, la Madre de Dios le decía al instrumento elegido que, especialmente en este mes, nos acerquemos a Ella; pues es “el camino más corto para llegar a Él”. Así mismo, El Señor nos deja claro que es su madre la mediadora para llegar a Él y que sin amar a su madre no se le puede amar a Él: “Si es la Puerta del Cielo, hijos míos, tendréis que entrar por ella. Es el Arca de la Alianza, el Paraíso donde yo me recreé en Ella.”
La Santa Misa fue presidida por el padre Paulino y concelebrada por otros sacerdotes. Y en la homilía, el padre nos habló de la importancia de la devoción a María uniéndolo, así, a la iniciativa del papa Francisco de rezarle la plegaria favorita durante este mes en los santuarios marianos, o lo que es lo mismo, en los lugares que Ella misma ha escogido para presentarse ante las personas elegidas.
Agradecer, de nuevo, la asistencia a los peregrinos que, con su infinito amor a María, acuden a Prado Nuevo a dedicarle sus oraciones y a compartir, entre todos, este día guardado para Ella de una manera especial.