Un mes más nos reunimos para celebrar los actos preparados para honrar y venerar a Nuestra Madre, La Virgen de los Dolores.
En este día, y como nos viene afectando hace un tiempo, debemos adoptar ciertas medidas de precaución debido al covid-19. Por esto, el programa de actos contemplaba la celebración de dos Misas, para que todos los peregrinos pudieran acceder al interior del centro “Ave María”, y participar así de todo lo programado para este día. Como novedoso, ha sido el cambio de horario de una de las Eucaristías; de este modo, los sacerdotes han presidido una a las 14 h. y otra a las 17 h.
Como es costumbre, a las 15 h., se ha proyectado un vídeo de un mensaje de recibido por Luz Amparo (3 de marzo de 2001).
El Señor le habla a Amparo de la soledad que siente en el Sagrario y de su deseo de que las almas vayan a visitarlo:
“¡ Cuántas noches grito desde mi soledad: ¿Qué hacen las almas con la Divina Majestad de Dios?”.
El Señor, 3-3-2001
Sigue el mensaje completo en el siguiente video a partir del minuto 27
Pide a los ministros de la Iglesia que se dediquen a las almas y les hablen de Dios para que lo conozcan y, así, ellos cumplan con su ministerio.
“¿No veis que cada día Dios está más olvidado? No os hagáis los sordos, hijos míos, escuchad mi palabra, dad ejemplo, hijos míos, de vuestra vida”.
El Señor, 3-3-2001
Les recuerda que deben enseñar al hombre para lo que fue creado: amar y glorificar a Dios; por cierto, era lo que san Ignacio de Loyola enseñaba en sus Ejercicios Espirituales.
Insta a Luz Amparo a que continúe reparando por tanto pecado como hay en el mundo. Y se despide diciendo a las almas:
“Todos los que acudís a este lugar: confesad vuestros pecados, hijos míos; amad mucho a la Iglesia, a los sacerdotes, al Santo Padre, y orad, para no caer en tentación”.
El Señor, 3-3-2001
En la Misa de las 17 h, el P. Paulino hizo hincapié en reflexionar a cerca de cuántos frutos recibe el Señor de cada uno de nosotros.
En el Evangelio, Cristo enseña con una parábola lo que hará Dios con cada uno de nosotros: pedirnos cuentas, frutos, entre otras cosas; porque mandó a su Hijo y no escucharon; más bien, no escuchamos, porque a todos va dirigida.
Siguiendo el hilo de la homilía, el sacerdote resaltó la importancia de ser “mensajeros de Dios” y puso como ejemplo Prado Nuevo. La misma Virgen le dijo a nuestra fundadora: “Solo vengo a recordar lo que mi Hijo ya dejó escrito”. Todo peregrino que cree en sus mensajes, los defiende, porque coinciden con el Evangelio. No hay nada nuevo, todo ya lo dijo el Señor.
Hablando de la viña de Dios, de lo que trata la Palabra de hoy, el sacerdote incluyó a la Obra de los Reparadores de El Escorial, haciendo entender que somos siervos y no dueños, que se nos ha dado la oportunidad de servir en ella y que debemos rechazar toda tentación de codicia.
Siendo el mes del Rosario, también destacó la importancia del rezo del mismo y cómo María nos dejó dicho, a través de su instrumento, que aunque sus palabras terminaran, seguiría derramando gracias en este lugar predilecto.
Cabe destacar, una vez más, la colaboración exquisita de los peregrinos para el buen desarrollo de los actos durante el día. Son tiempos difíciles que necesitan del apoyo de todos para que, pronto, podamos estar todos presentes y vivir el día de Nuestra Madre con gran alegría y seguridad.