Compartimos la historia de una mujer a la que la vida no se lo ha puesto fácil. El sufrimiento le acompaña en forma de cáncer terminal.
Ella vivía pendiente de las cosas que ofrece el mundo; inquietudes que no le llenaban por dentro y pasaba sus días experimentando una sensación de vacío.
Procede de una familia en la que el amor ha sido motor de supervivencia en muchas ocasiones pues, antes de verse afectada por este tumor en el intestino delgado, sufrió un cáncer de tiroides y sus necesidades se vieron cubiertas al contar con el apoyo incondicional de sus hermanos y padres.
Varios años después padeciendo, de nuevo, esta enfermedad tan horrible, no lo tuvo tan fácil. Seguía contando con la presencia de su familia, pero ya había formado la suya propia y la posibilidad de dejar aquí a su hija huérfana de madre le provocaba un dolor mayor.
Ella sentía que en ese dolor estaba el Señor y que le estaba preparando un plan para ella, que todo tenía que tener algún sentido.
Fue de su mano que llegó al lugar en el que La Virgen escogió aparecerse a Luz Amparo en el Escorial. Y fue con un sacerdote de la Obra que fundó esta misma, con el que tuvo lugar su primera confesión tras volver los ojos al Cielo.
Vídeo del testimonio de Marian
Parte de su familia le había hablado ya de este maravilloso lugar y de Luz Amparo y fue conociéndola a ella, a través de sus hijas y de las hermanas reparadoras, que ella la sintió en su corazón y la consideraría más tarde la “llave” que le abrió de nuevo las puertas de la Iglesia para poder recibir los sacramentos ahora considerados imprescindibles para ella en su vida.
Marian no se ha curado. Su tumor considerado como “raro” sigue dentro de su cuerpo. En cambio, su vida debería de haberse acabado hace muchos años y en su generosidad ha querido compartir con todos nosotros su testimonio de cambio. El cáncer no ha desaparecido de su cuerpo, pero le ha servido para salvar su alma.