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Apariciones de la Virgen en El Escorial en Prado Nuevo

Nuestra Señora de Los Dolores

Talla de Nuestra Señora de los Dolores de El Escorial

La Virgen de los Dolores es una advocación de la Virgen María. También es conocida como Virgen de la AmarguraVirgen de la Piedad, Virgen de las Angustias La Dolorosa. Su fiesta es el 15 de septiembre, el día después de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, fijada en 1814 por el Papa Pío VII. Su vestidura normalmente es negra o morada.

Benedicto XIII extendió universalmente la celebración del “Viernes de Dolores” en 1472, viernes anterior al Domingo de Ramos, en que se hacía una conmemoración a la Virgen Dolorosa.

En las Apariciones de la Santísima Virgen de los Dolores en Prado Nuevo de El Escorial, decía Ella en el mensaje del 5 de octubre de 1996:

Sí, hija mía, mi Corazón se traspasó de dolor cuando en mis brazos pusieron a mi Hijo, desgarrado, ensangrentado. Mi Corazón se traspasó por un dolor tan inmenso, hija mía, que no sólo me duró ese día, sino que me quedó para toda la vida; por eso soy la Virgen Dolorosa, hija mía…”.

Los Dolores de la Virgen y la Redención de su Hijo

  • Los Padres de la Iglesia meditaron sobre la unión de los Dolores de la Madre con la Redención de Nuestro Señor; así San Bernardo, abad, dice refiriéndose a La Virgen: “Cuando Jesús —que es de todos, pero que es Tuyo de un modo especialísimo— hubo expirado, la cruel espada que abrió su costado, sin perdonarlo aun después de muerto, cuando ya no podía hacerle mal alguno, no llegó a tocar su alma, pero sí atravesó la Tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí; en cambio la Tuya no podía ser arrancada de aquel lugar. Por tanto, la punzada del dolor atravesó tu alma, y, por esto, con toda razón, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones del dolor corporal”.
  • San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia, en su homilía sobre la Nueva Eva nos dice: “Cristo venció al diablo valiéndose de aquello mismo con que el diablo había vencido antes, y lo derrotó con las mismas armas que él había antes utilizado. Escucha de qué modo. Una virgen, un madero y la muerte fueron el signo de nuestra derrota. Eva era virgen, porque aún no había conocido varón; el madero era un árbol; la muerte, el castigo de Adán. Mas he aquí que, de nuevo, una Virgen, un madero y la muerte, antes signo de derrota, se convierten ahora en signo de victoria. En lugar de Eva está María; en lugar del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol de la Cruz; en lugar de la muerte de Adán, la muerte de Cristo”.

El dolor de la Virgen, aunque encuentra en el misterio de la Cruz su primera y última significación (representando el arte medieval su corazón atravesado por una espada), fue captado por la piedad mariana también en otros acontecimientos de la vida de su Hijo, en los que la Madre participó personalmente, los Siete Dolores, que corresponden a los momentos que narran los evangelistas, y alguno, como el encuentro de la Madre con Cristo en el camino del Calvario, que se deducen del seguimiento como primera discípula de su Hijo; y después de su muerte, como sostenedora de la Iglesia naciente, cuando lo recibe muerto en su regazo y lo deposita en el sepulcro, cobijando bajo su dolor a la Iglesia recién fundada por Cristo, en la esperanza firme de su Resurrección.

La Virgen María con el Corazón traspasado por los 7 dolores

Los siete caballeros florentinos, fundadores de los Servitas, que nacen en la segunda mitad del siglo XII, fueron los más destacados promotores y divulgadores de esta advocación de la Virgen, aunque ya en Herford, Paderborn, ciudad de Alemania, se fundó en 1011 un oratorio dedicado a “S. Mariae ad Crucem”.

Siguió expandiéndose también gracias a las revelaciones privadas de la Virgen María a Santa Brígida y las promesas concedidas a quien medite.

Nuestra Señora de los Dolores de El Escorial

La Virgen Dolorosa, en Prado Nuevo de El Escorial, nos invita a la conversión, a meditar la Pasión de su Hijo que está completamente olvidada; y nos promete curaciones, si se construye una capilla en el lugar designado por Ella.

Mensaje del día 14 de junio de 1981, en Prado Nuevo de El Escorial, Madrid:

Soy la Virgen Dolorosa. Quiero que se construya en este lugar (señala con la mano la ubicación) una capilla en honor a mi nombre. Que se venga a meditar de cualquier parte del mundo la Pasión de mi Hijo, que está completamente olvidada. Si hacen lo que yo digo, habrá curaciones. Esta agua curará(se refiere a la que mana de la fuente que allí se encuentra). Todo el que venga a rezar aquí diariamente el santo Rosario, será bendecido por mí. Muchos serán marcados con una cruz en la frente. Haced penitencia. Haced oración.

La Virgen

Los 7 dolores de María y su correspondencia en los mensajes de la Virgen Dolorosa de El Escorial:

Primer dolor: La profecía de Simeón (Lc. 2, 34-35).

Mensaje (12-enero-1985), en Prado Nuevo de El Escorial:

Luz Amparo:

“Todo se queda iluminado, todo ahí. ¡Ay!, entonces, ¿qué estás haciendo?, ¿qué te dice? ¡Ay!, ¿qué dice ese hombre? ¡Ay!, ¿qué le dice?: «María, he tenido un sueño y he visto al Infante azotado, maltratado…, y muerto en una cruz…»

La Virgen se coge así el pecho ocultando al Niño. ¡Ay…! Y dice: «Simeón, ¿es preciso que muera mi Hijo para la redención del mundo? También me ha sido revelado a mí este misterio»”.

Primer dolor de la Virgen María

Segundo Dolor: La huida a Egipto (Mateo 2,13-15).

Mensaje (13-enero-1985), Prado Nuevo de El Escorial:

Luz Amparo:

“¡Ay, que viene una luz a esa habitación! Una luz y un ruido. Pero, ¿qué es eso…? Un ángel también. ¡Ay! ¿Qué le dice?: «Levantad, José. Coged a María y a su Hijo y huid a Egipto. Herodes está buscando al Niño para matarle. Huid y estad allí hasta que yo os avise»”.

Tercer Dolor: El Niño perdido y hallado en el Templo (Lucas 2,41 -50)

Mensaje (6-febrero-1988), en Prado Nuevo de El Escorial:

Luz Amparo:

“¡Ah! Jesús se va, se esconde; con la cabeza la pone en el suelo. ¡Ay! ¿Qué haces? Se mete detrás de las columnas. Mira por entre las columnas. ¿A quién vigila? Se esconde. ¡Ay, se va para allá y se esconde! ¡Ah! La Virgen y san José se marchan. Pero ahí se queda Jesús. ¡Huy, todos se han ido! Están reunidos todos en la plaza. Vuelven a emprender el camino todos. ¡Ay! ¿Dónde se queda Jesús…? Pero se quedan ángeles también ahí con Él”.

Tercer dolor de la Virgen María

Cuarto Dolor: María se encuentra con Jesús camino al Calvario (4ª Estación del Vía Crucis)

Mensaje (25-diciembre-1981), en Prado Nuevo de El Escoria

Luz Amparo:

“Viene la Virgen, le está viendo de esta forma; la Virgen se agarra el pecho; se marea la santísima Virgen; la cogen entre dos mujeres; la Virgen está sufriendo mucho. La empujan también; cae sobre una de las mujeres. El Señor la mira y le dice: «Madre mía, no sufras». ¡Qué dolor más grande! ¡Ay, qué dolor…! La Virgen le mira con los ojos muy abiertos; el Señor no la puede mirar, tiene los ojos que no los puede abrir; los tiene ensangrentados. ¡Qué cara tiene! ¡Ay, Señor! ¡Qué dolor siento! ¡Ay! El Señor sigue andando con la Cruz, la Virgen sigue detrás de Él. «No puede más —se dicen uno a otro de los verdugos—; este hombre va a morir antes de llegar al Calvario»”.

Quinto Dolor: Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Mensaje (18-diciembre-1981), en Prado Nuevo de El Escorial:

El Señor:

“Este dolor que sientes es una centella del Corazón, que lo tengo traspasado por la ingratitud de tantos pecadores. Cuando lo sientas muy fuerte, cuida de ofrecerlo por esas almas que no quieren saber, que quieren condenarse por su propia voluntad. Hija, ofrece todo a mi Padre Eterno en unión de mis sufrimientos, de mi muerte en la Cruz, de los dolores de mi Madre; ofrécelo todo por la salvación del mundo”.

Quinto dolor de la Virgen María

Sexto Dolor: María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Mensaje (23-julio-1983), en Prado Nuevo de El Escorial:

La Virgen:

“Mira, hija mía, mira cómo han dejado los pecados de los hombres, en qué lugar han dejado a mi Hijo, mira cómo está su cuerpo… (Luz Amparo llora ante esta visión). Para que digan los humanos que mi Hijo no sufre, hija mía; mi Hijo está con la Cruz diariamente por la salvación de toda la Humanidad.

(Luz Amparo ve cómo los ángeles depositan en el regazo de la santísima Virgen el cuerpo llagado del Señor).

Séptimo Dolor: Jesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Mensaje (7-diciembre-1996), en Prado Nuevo de El Escorial:

La Virgen:

“Sí, hija mía, no pierdas tu mirada de la Pasión de mi Hijo. Yo no perdí un instante la mirada del sepulcro de mi Hijo y recorrí todos los caminos de su Pasión. Toda mi vida estuve recorriendo, con Juan y con Magdalena, los Lugares Santos por donde mi Hijo había pasado, hija mía. Ni un solo instante pude olvidarme de Él. Toda la vida recordando su Pasión, su Muerte, su Sacrificio por la Humanidad”.

Séptimo dolor de la Virgen María

La importancia de las Apariciones de Nuestra Señora de los Dolores

Las Apariciones Marianas nos recuerdan nuestra indiferencia hacia Dios Padre, por no obedecer sus leyes; hacia Dios Hijo, por no considerar su Pasión, Muerte y Resurrección, y poder por ello llegar al Cielo eterno; hacia Dios Espíritu Santo, por no ser dóciles a sus inspiraciones y así conducir nuestra vida hacia la santidad, necesaria para poder ver a Dios cara a cara en la eternidad.

Nuestra Madre Dolorosa, enviada por Dios para ayudarnos en nuestra debilidad, nos enseña el valor del dolor convertido en sacrificio; ser fuertes ante el dolor y ofrecerlo a Dios por la salvación de las almas. Esto nos ayudará a amarle más a Él y, además, a llevar a muchas almas al Cielo, uniendo nuestro sacrificio al de Cristo.

Pincha en la imagen y reza los 7 Dolores de la Virgen María

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