El catorce de junio es una fecha muy importante. La Virgen lo recordó con estas palabras en el mensaje del catorce de junio de mil novecientos ochenta y cuatro: “Hija mía, es una fecha muy importante para olvidarla. No quiero que olvidéis esta fecha tan importante. En esta misma fecha hice mi presencia en este lugar y te pedí, hija mía, que viniesen de todas las partes del mundo a rezar el santo Rosario, y que todo aquél que viniese a este lugar, sería bendecido con una cruz; también sería marcado en la frente; muchos de ellos serían marcados, pero otros serían bendecidos”.
De este deseo de la Virgen se deducen tres cosas. Que la Virgen da mucha importancia a que se celebre el Aniversario de su primera aparición, que el santo Rosario es la oración predilecta que nos pide Ella que se rece, y que es un lugar en el que se reciben muchas bendiciones y gracias para nuestra salvación.
Por eso, es importante acudir este día, porque es una forma de honrar a nuestra Madre y corresponder a su deseo.
Además, la marca de la cruz en la frente es otro de los privilegios que concede nuestra Madre a los que acuden a este lugar; también denominado el sello de los escogidos. Esta marca es una protección contra Satanás; pero a este sello hay que corresponder con oración y sacrificio y cumpliendo los mandamientos de la Ley de Dios, para que dé buenos frutos.
En esta fecha se reviste una vez más la talla de la Virgen con el Manto blanco y dorado que Ella pidió, manto que protege a todas las almas que acuden a este lugar. Esta protección gratuita de la Virgen es, de algún modo, anticipo del triunfo de su Inmaculado Corazón. Bajo ese manto quiere acoger a todos los pecadores sin distinción de razas, de todas las naciones, pues su triunfo no es al estilo del mundo, sino sobre todos los corazones que se acojan a su protección.