¡Felices Pascuas de Resurrección! En este mes de abril los peregrinos celebramos en Prado Nuevo la víspera de la fiesta de la Divina Misericordia.
El 2 de abril fue el aniversario del fallecimiento de San Juan Pablo II. El año de su fallecimiento, esta fecha coincidió con la víspera de la fiesta de la Divina Misericordia, que él instauró teniendo en cuenta las revelaciones recibidas por Santa María Faustina Kowalska, la monja polaca que recibió esa misión de Jesús. Es una devoción que tiene grandes promesas y que el Señor desea que se practique.
Todos los actos han tenido lugar en el espacio exterior, junto al Centro “Ave María”. A pesar de la calima prevista para el fin de semana, no ha impedido la llegada de algunos autobuses portugueses para celebrar el Tiempo pascual y dar gracias a la Virgen de Los Dolores, que en este tiempo también se alegra con su Hijo resucitado.
El mensaje que se proyectó en el Centro “Ave María” fue el del primer sábado de abril de 2001. En el citado mensaje, el Señor nos advierte de que Satanás está reinando en la Humanidad. Por eso quiere que nos acerquemos al sacramento de la Penitencia para borrar nuestras culpas y al de la Eucaristía, para recibirle dignamente, y así estar más cerca de Jesús.
También tuvo unas palabras para los guías del pueblo, para que no sean funcionarios y predicasen el Evangelio tal como está escrito. El Señor también resaltaba que los sacerdotes lleven el distintivo de sacerdote, y del que no hay que avergonzarse, siendo un freno en sus vidas ante las tentaciones. También recordaba que traten de tener sus iglesias abiertas, para que los fieles puedan visitar al “Prisionero”, que es Jesucristo en el Sagrario.
Después del mensaje, participamos todos del rezo del Santo Rosario. En la procesión se ha seguido la recomendación de hacer dos filas detrás de las andas que portan la imagen.
Una vez finalizado el Santo Rosario, pudimos disfrutar de la Santa Misa presidida por el P. José María (capellán de la Asociación Pública de Fieles) y concelebrada por varios sacerdotes.
En la homilía, el P. José María contó un hecho que le ocurrió a un santo sacerdote de Italia, San Luis Orione. En un sermón, este Santo dijo unas palabras que tocaron el corazón a uno de lo que estaban allí presentes; palabras inspiradas, sin duda, por el Espíritu Santo. Así aquel hombre, al encontrarse ya de noche con San Luis Orione, le reveló el gravísimo pecado que mantenía oculto y no confesó hasta ese día.
Es un hecho que demuestra la infinita Misericordia Divina. También habló sobre la importancia de confesar, y de no guardar nunca un pecado por vergüenza, recordando las palabras de San Juan Bosco: el demonio quita la vergüenza para pecar y pone la vergüenza para confesar. Hizo mención sobre una frase repetida por el Papa Francisco: “Dios nunca se cansa de perdonar”. Y en los mensajes de Prado Nuevo el Señor advierte de que aún es la hora de la Misericordia, para que acudamos a Él con nuestras miserias.
Finalmente, tuvimos unos minutos de Adoración al Santísimo, para cerrar la jornada con el canto del Regina Coeli.
