¡Feliz primer sábado de septiembre!
En este mes de septiembre, en concreto el 15 de septiembre, se celebra la solemnidad de la Virgen de los Dolores, advocación ligada precisamente a este Centro de peregrinaciones. Por tanto, es un mes muy especial para nosotros.
Este primer sábado, Manolo León entrevistó al P. Juan Llorente, pasionista de la Parroquia de Sta. Gema, y a un grupo de peregrinas de Alicante; en concreto, cuatro señoras.
Mensaje de la Virgen de los Dolores del 02-09-2000
El mensaje que se proyectó en el Centro “Ave María” fue el del primer sábado de septiembre de 2000. La Virgen hace un llamamiento en él a la oración, al sacrificio y a la penitencia, porque es la única forma de que el demonio huya. La mayor parte de la Humanidad está en tinieblas por los apegos mundanos al «adorarse» los siete pecados capitales, que son los que están en triunfo en la Humanidad. Y la carne, es la que nos introduce en lo profundo del Infierno.
En estas circunstancias, el mundo cada vez está más poseído por el demonio. Y tanto es así, que, en dicho mensaje, la Virgen dijo que casi medio mundo estaba poseído por el enemigo; expresión que hay que entender, por ejemplo, al modo del lenguaje utilizado por san Juan en su primera carta: «Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero yace en poder del Maligno» (1 Jn 5, 19). Por eso, el Señor y la Virgen urgen en la necesidad de recurrir a exorcistas para expulsar a los demonios y poder liberar a esas almas de su esclavitud. La oración y el ayuno son dos formas de ayudar a liberar a esas almas, recordó la Virgen en el mensaje.
El Señor hace un llamamiento a los guías de los pueblos, para que dejen de ser funcionarios, obedezcan a la Iglesia y al Vicario de Cristo y se dediquen a recoger los rebaños que están por ahí perdidos. Quiere que los sacerdotes se «cristifiquen» para que se dejen aconsejar y puedan escuchar la voz de Dios.
Después del mensaje, participamos todos del rezo del Santo Rosario.Hemos tenido la alegría de escuchar el cuarto misterio en italiano rezado por una monja clarisa de Italia y el quinto misterio en portugués por una peregrina nativa de Portugal.
Una vez finalizado el Santo Rosario, pudimos participar en la Santa Misa presidida por el P. José María (capellán de la Asociación Pública de Fieles) y concelebrada por varios sacerdotes.
En la homilía, el P. José María habló sobre el Evangelio de Marcos 7, 31-37. En este Evangelio el Señor hace un milagro a un sordomudo. El Señor hizo y sigue haciendo signos para mostrar su misericordia y amor a las almas, buscando siempre la salvación de las mismas, y para confirmar que Él es el Mesías.
El sacerdote comentó que muchas veces los milagros no son suficientes, y puso el ejemplo de la “Resurrección de Lázaro”, después de la cual los sumos sacerdotes y fariseos decidieron dar muerte a Jesús, después de haberse reunido en el Sanedrín. Nos puso este ejemplo para demostrar que, cuando el alma se cierra a la gracia de Dios, Él no puede hacer más, aunque sea un misterio, porque respeta nuestra libertad.
El P. José María mencionó un caso más reciente refiriendo una visión de Luz Amparo donde pedía a la Virgen que se dejara ver por los que estaban presentes aquel día, para su propia conversión, y Ella dijo: “aun viendo mi imagen no creerían, hija mía” (2-6-1984). También refirió dos casos muy conocidos que no tienen explicación científica, como son la Sábana Santa de Turín y la tilma de la Virgen de Guadalupe, milagros que muchos rechazan o prefieren ignorar, siendo ésta una ignorancia culpable. Todos estos casos confirman lo que dijo San Agustín, que parafraseando una sentencia suya, queda así: “Para el que quiere creer le basta con un argumento y para el que no quiere creer no le valen mil argumentos”.
Finalmente, el P. José María contó el caso de cómo un joven adolescente seminarista, llamado Richard Cushing, acabó convirtiéndose en Cardenal Arzobispo de Boston, gracias a unas palabras de aliento de su padre, que le dieron fuerza y ánimo para culminar sus estudios, cuando le pidieron abandonar el Seminario. Así, nosotros hemos de tener un corazón grande, abierto a la gracia de Dios y con deseos de consolar a los afligidos.
Para concluir los actos, tuvimos unos minutos de Adoración al Santísimo, finalizando con la “Salve Regina” cantada como ofrenda para la Virgen.