El 15 de agosto es sin duda una de las solemnidades más importantes de la Iglesia Católica, porque conmemora la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos. Por eso, éste es uno de los días escogidos para cubrir con el manto blanco la talla de la Virgen.
Todos los peregrinos participamos del rezo de los misterios gloriosos del Santo Rosario. En la procesión, se revistió la talla de la Virgen con su manto blanco con bellas flores amarillas y doradas.
Una vez finalizado el Santo Rosario, pudimos participar de la Santa Misa presidida por el P. Sergio (sacerdote de la Asociación Pública de Fieles).
En la homilía, el sacerdote habló sobre el Evangelio de Lucas 1, 39-56. En este Evangelio la Virgen María inspirada por el Espíritu Santo entonó el Magnificat.
Dios no permitió que el cuerpo de la Virgen se corrompiera en honor a su maternidad divina. Por eso, Ella fue elevada en cuerpo y alma a los cielos. En María, por tanto, se da la plenitud de lo que todos queremos alcanzar, que es estar en cuerpo y alma en los cielos, primero con el alma, y al fin del mundo con el cuerpo resucitado.
Ella es eternamente feliz, pero se presenta como Dolorosa y sufre al ver a sus hijos alejados de su Hijo, para que escuchemos sus avisos. El P. Sergio nos recordó unas palabras que dijo la Virgen en el mensaje de 15 de agosto de 1986:
“Hijos míos, ¡qué grandeza cuando me presenté ante estas tres divinas Personas! Sufrí mucho en la Tierra, hijos míos, pero tened esperanzas, porque están las moradas preparadas. Ya se lo dijo mi Hijo a los Apóstoles: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”. Y en cualquier morada será una felicidad, hijos míos. Aprended a amar, aprended a sufrir, aprended la humildad, la castidad… Veréis cómo un día estaréis cerca de mí.”
El sacerdote nos recordó que el gran triunfo de la Virgen María es no haber conseguido el demonio herir ni con el más pequeño pecado venial a la Santísima Virgen. Ella es el orgullo de nuestra raza, porque siendo criatura venció siempre al demonio. Ella y su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, vencieron el pecado. Por eso, el demonio quiere hacer la guerra a los hijos de los hombres, y actúa, por ejemplo, a través de los gobiernos con leyes injustas y contra la Ley de Dios.
La Virgen María quiere que nos refugiemos bajo su Manto, para protegernos del mal.
Al finalizar la Misa, todos los peregrinos pasaron debajo del Manto de la Virgen implorando su protección y amparo.
Esta vez, fue Olga la que intervino, micrófono en mano, durante los actos transmitidos por el Canal “Virgen Dolorosa El Escorial”, entrevistando a dos peregrinas sobre la percepción que tuvieron al pasar bajo el Manto de la Virgen.