En muchas ocasiones acudimos al Señor, a la Virgen María, a los santos, o incluso a familiares o amigos fallecidos que pensamos que están gozando de la eternidad, para implorar algún tipo de ayuda, ya sea material o espiritual. Y es que, ¿quién no ha tenido esa sensación de soledad o abandono, de verlo todo negro y oscuro y sentir que se te viene el mundo encima y de que la única manera de salir adelante es con la ayuda de lo divino?
Algo parecido le sucedió al padre Ignacio María Doñoro con el «Hogar de Nazaret» y Luz Amparo. Cuando el enemigo le había cerrado todas las puertas, de manera inexplicable apareció la luz de otra puerta que se le abría gracias a nuestra fundadora, dándole ese empujón que necesitaba para continuar con la misión tan especial que tiene aquí en la tierra ayudando a los pobres de los más pobres.
Aquí os compartimos el vídeo del buen rato que pudimos disfrutar con el padre Ignacio María en la convivencia, contándonos, entre otras anécdotas, su experiencia en relación con Amparo Cuevas y lo agradecido que está de que el Señor haya unido su camino con el de ella.