Así comenzó el 17 de agosto de 2023, con motivo del undécimo aniversario del fallecimiento de Luz Amparo Cuevas, el recorrido de la Capilla de la “Virgen de los Dolores de El Escorial”, con una imagen pequeña, de escayola, rodeada de flores y visible tras un cristal y con una oración en cada una de las puertas.
Origen de la tradición
La tradición parece que es muy antigua y ligada a la devoción católica. Tenía como objetivo fomentar el fervor cristiano dentro del seno familiar; por lo que era costumbre tener una capillita con la Virgen o algún santo en casi todos los hogares. En estas capillitas de poco más de medio metro, con unas puertas batientes de madera para proteger el cristal, se encuentra una imagen de alguna advocación de la Virgen o de un santo(a) e incluso de la Sagrada Familia, y permanece unos días o una semana en casa de los que están inscritos en un listado.
Cuando llegaba la capilla a las casas, se colocaba en el mejor sitio de la vivienda; por ejemplo en el salón o comedor, con una bonita tela de hilo bordada o con puntilla. Las puertas, que eran batientes en dos partes, quedaban abiertas el tiempo que la imagen permanecía en la casa. Cuando se recibía la imagen, las familias solían rezar una oración de acogida en torno a ella; de la misma manera que el día en que se trasladaba a la siguiente casa, como despedida.
Estas capillas se iluminaban como señal de oración y respeto; tanto de día como de noche se encendía una lamparilla de aceite; en algunos sitios llamada mariposa o pajarita, con un corcho redondo pequeño, un papel y una mecha —todo en un vaso o tazón con aceite—, y se mantenía encendida mientras la “visita” de la Virgen en su capilla estaba en casa familiar. Más adelante, se iluminaban con velas de cera o parafina, y con el tiempo, algunas de ellas tenían ya una bombillita con conexión a la corriente eléctrica.
Además, solían incorporar en la parte inferior un cajoncito con una ranura, para donativos destinados a la cofradía o asociación. La familia se sentía protegida por el Cielo durante esos días, mediante la imagen que representaba alguna advocación mariana o algún santo popular.
Cuando iba de casa en casa, al llamar a la puerta se escuchaba: «Ave María Purísima…», y añadían «la Virgen», «San Antonio», etc., según la imagen concreta.
En la actualidad
Pero ahora son otros tiempos, todo ha cambiado, aunque la tradición se resista a desaparecer. Y a veces hay casas en las que la capillita se queda una semana o dos y, a veces, más tiempo, ya que hay menos familias que lo soliciten.
Nosotros, peregrinos y devotos de la Virgen de los Dolores, queremos mantener esta bella y sencilla tradición, y así, con la Capilla de nuestra Virgen de El Escorial, tendremos una estupenda ayuda para ampliar el apostolado, a fin de que nuestra Madre sea venerada y recibida por más familias, abriéndole no solo las puertas de nuestras casas, sino, sobre todo, las de nuestro corazón.
Pídele a la Virgen todos los días: “Madre mía, ampárame y guíame en todos los momentos de mi vida. Quiero que seas amada y venerada por todos los hombres; que todos te imiten en la pureza, que todos se gloríen de ser hijos Tuyos”. Pídele que cada día aumente en tu corazón la caridad, que seas un pan de donde todos cojan un trozo.
Pensamiento 333 de Luz Amparo